lunes, 9 de julio de 2012

YANTRA Y MANTRA



YANTRA: La palabra sánscrita yantra proviene del prefijo yan, que significa concebir y por antonomasia, concepción mental.
Yantra, pues, significa literalmente “dispositivo”, “artificio”, “mecanismo”, “herramienta” o, más preciso aún, “instrumento”. Hace referencia a ciertas representaciones geométricas complejas de niveles y supuestas energías del cosmos (personalizadas bajo la forma de una deidad escogida) y del cuerpo humano (en cuanto es concebido como réplica microcósmica del macrocosmos).
El yantra se interioriza por completo en los niveles más altos del ritual tántrico, a través de la construcción mental de un modelo geométrico complejo y su visualización. Una vez construido mentalmente, el yogi lo va disolviendo de manera gradual (laya).
Los yantras se construyen de interior a exterior o de exterior a interior, dependiendo de la figura geométrica en la que el yogi piense. El yogi logra identificarse completamente con la figura escogida hasta el punto de no diferenciar si el Yantra está en su interior o es él quien penetra en el Yantra.
Los practicantes de esta clase de ejercicos mentales del yoga afirman que, si se efectúa con éxito, este ejercicio catapultará al practicante hacia la conciencia pura (sâdhaka), más allá de la distinción entre sujeto y objeto.

Mantra (तन्त्र en devanagari) es una palabra de origen sánscrito, que está formada por los términos manaḥ y trāyate, que se traducen como mente y liberación, respectivamente, de ahí se dice que un mantra es un instrumento para liberar la mente del flujo constante de pensamientos que la confunden.
Un mantra puede ser una sílaba, una palabra, una frase o texto largo, que al ser recitado y repetido va llevando a la persona a un estado de profunda concentración (dhāraṇā).
En el budismo tibetano, cada mantra se considera el sonido correspondiente a un cierto aspecto de la iluminación y se recita para identificarse con ese aspecto de la mente iluminada.
Por ejemplo, el conocido om mani padme hum corresponde a la compasión. Se traduce: ‘¡Oh, joya en el loto!’, siendo originalmente el célebre mantra om el símbolo sonoro correspondiente al Brahman, aunque tal mantra pasó a ser parte de una célebre frase budista.
Según la tradición budista pollivetana, un mantra no tiene efecto completo si la práctica de su recitación no es supervisada y autorizada por un maestro competente (lama en tibetano, gurú en sánscrito), respaldado a su vez por un linaje de maestros que —en el caso del budismo— debe remontarse hasta el Buda (no necesariamente el Buda histórico). Según el budismo, además de recitarse, un mantra se puede escribir en determinados lugares para beneficiarnos con su influencia espiritual.
El mantra es al budismo, lo que una jaculatoria es al catolicismo.